No se me ocurre mejor forma de comenzar este artículo que empleando las palabras con las que Luis Alberto Rey Lama pone punto y final al extenso capítulo que dedica a la Virgen de la Roca en su libro La casa de Baiona, publicado en noviembre de 2013:
El enclave natural en que se encuentra, las imponentes vistas al Atlántico, sus puestas de sol, la propia belleza del monumento, el simbolismo cultural que encierra … “La Roca” merecería sin duda un mayor reconocimiento. Dicen que los gallegos no somos de “darnos importancia”. Y quizás sea cierto …
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Localización
El monumento de La Virgen de la Roca (A Virxe da Rocha, en gallego) se encuentra situado en la cima del monte de San Roque, en el concello de Baiona, muy cerca de su núcleo urbano.
Este lugar, de indudable atractivo turístico, ofrece una vista privilegiada de toda la bocana de la ría de Vigo. El archipiélago de Cíes, cabo Home, la península de Monteferro, las islas Estelas o la fortaleza de Monterreal son sólo algunos de los elementos que pueden ser identificados desde aquí.
La Virgen de la Roca
La Virgen de la Roca fue diseñada entre 1908 y 1909 por el arquitecto porriñés Antonio Palacios. El monumento representa a la Virgen sosteniendo una pequeña embarcación en su mano derecha, en clara referencia al gran acontecimiento histórico vivido en la villa el 1 de marzo de 1493. Ese día llegaba a puerto la carabela Pinta, una de las tres naves que formaban parte de la primera expedición de Cristóbal Colón al continente americano. Baiona se convertía así en la primera ciudad del viejo continente en tener conocimiento del descubrimiento de América.
La escultura, de unos 15 metros de altura, está construida principalmente en granito. La cara, el cuello y las manos, obra del escultor madrileño Ángel García Díaz, fueron labradas en mármol blanco de Carrara, mientras que el nimbo cruciforme situado sobre la cabeza fue realizado en porcelana.
Por el interior, unas escaleras de caracol permiten ascender hasta lo alto del monumento, donde la pequeña embarcación desempeña la función de mirador. Estas escaleras, construidas originalmente en madera, fueron sustituidas a principios de los años 50 por otras de piedra. Sobre su autor, el escultor Ángel Fernández González, hablaremos más adelante.
El vestíbulo de acceso se encuentra excavado en la propia roca. Sus dimensiones, al igual que las de las escaleras, son muy reducidas. Por este motivo, sólo se permite la presencia simultánea de cuatro o cinco personas en el interior del monumento. Esto es algo a tener muy en cuenta, especialmente si se planifica la visita en temporada alta.
Los orígenes
Los orígenes del monumento se remontan a 1908, concretamente al día 31 de octubre. Ese día se celebró en Baiona una cena homenaje a Laureano Salgado Rodríguez, promotor de la llegada de la electricidad a la villa. Fue en aquella cena, rodeado de numerosas autoridades, cuando Salgado expuso la idea de levantar un monumento a la Virgen en lo alto del monte de San Roque.
Entre los asistentes se encontraba el que a la postre sería autor del proyecto: el ya mencionado Antonio Palacios. Éste, que ya contaba con cierto reconocimiento después de haber firmado el proyecto del Palacio de Telecomunicaciones de Madrid, aceptó el encargo debido a la relación de amistad que su familia tenía con Salgado.
Para la financiación de la obra, presupuestada inicialmente en unas 30.000 pesetas, se realizó una suscripción popular que encabezaron la marquesa del Pazo de la Merced y el propio Salgado. Ambos realizaron una aportación de 1000 pesetas.
Palacios presenta el proyecto a finales del verano de 1909, concediéndole la prensa de la época una gran atención. Salgado también contribuye a su difusión a través de los primeros números de El Mirlo Blanco, una publicación patrocinada por él mismo y que sale a la calle con motivo de esta iniciativa.
Inicio de las obras
La primera piedra fue colocada el 18 de septiembre de 1910. El acto, bendecido por el obispo de Tui, D. Valeriano Menéndez Conde, contó con la presencia de la duquesa de la Conquista, quien intervino como madrina en representación de su majestad la reina Victoria. Salgado no pudo asistir por estar su mujer gravemente enferma. Debajo de la primera piedra se colocó una cajita de zinc con una copia del acta. En su interior también se introdujeron dos monedas de oro, dos de plata y dos de cobre.
Ese mismo día se estrenaba en la planta baja del ayuntamiento una pieza lírica titulada La Virgen de la Roca. La obra, con letra de José María Barreiro y música de Ángel Rodulfo, fue representada con posterioridad en al menos ocho festivales con el objetivo de recaudar fondos para la construcción del monumento. Una de estas funciones tuvo lugar el 9 de febrero de 1911 en el Teatro Real de Madrid. A ella acudió el mismísimo rey Alfonso XIII. Sólo allí se recaudaron más de 10.000 pesetas.
La construcción
Al principio las obras avanzaron a buen ritmo. En junio de 1911 ya estaba terminada la cimentación y los grandes bloques de granito con los que está construido el monumento ya se elevaban más de 5 metros. Esos mismos días se ultimaba también en Madrid la parte escultórica ejecutada en mármol por Ángel García Díaz.
Durante el verano de 1913, con la parte de cantería ya finalizada, se llevan a cabo los trabajos de colocación de manos y cara. En agosto Laureano Salgado invita a algunos amigos a Baiona para festejar la colocación de la corona. Los trabajos se encuentran tan avanzados que la prensa local deja entrever la posibilidad de que el monumento se inaugure en septiembre de ese mismo año. Sin embargo, las obras se detienen totalmente.
En 1923 se reactivan las iniciativas para rematar el monumento. El verano siguiente se colocan el nimbo cruciforme de porcelana y la arcada superior de remate. Para la instalación de la carabela habría que esperar un poco más. El monumento se inaugura en septiembre de 1930, veinte años después del inicio de las obras. Salgado, su gran impulsor, había fallecido tan sólo unos meses antes.
Para la adecuación del entorno habría que esperar otros veinte años. La carretera fue inaugurada en 1952. Casi al mismo tiempo se acometieron obras de mejora en el parque, que pasó a ser llamado Parque de Mercedes Ruiz de la Escalera, se construyó el vía crucis, y se realizó el altar que se utiliza para oficiar misa los días festivos.
Curiosidades
Tal y como reflejan las crónicas de la época, en su concepción original, la Virgen sostenía con su mano izquierda una gran lámpara eléctrica “que iluminaría el mar en una extensión considerable y para la cual suministraría generosamente el fluido eléctrico el señor Salgado“. La idea era que el monumento sirviera de ayuda a los navegantes de la zona, pero finalmente no se llevó a cabo.
Salgado también concibió como complemento al monumento otro proyecto que tampoco cuajó. Se colocaría en lo alto del monte un poderoso reflector eléctrico y otro igual en la Torre del Reloj de la catedral de Santiago. Ambos apuntarían sus focos para encontrarse en el cielo a mitad de camino y señalar así el sepulcro del Apóstol. Para su puesta en marcha se abriría un concurso entre inventores a fin de encontrar el proyector que tuviera la intensidad necesaria. El concurso nunca se realizó.
Otra idea que también se barajó —lo cuenta el diario El Eco de Galicia el 11 de abril de 1911— fue que a la carabela que sostiene la virgen en su mano se ascendiera a través de un ascensor instalado en su interior. Es de suponer que problemas presupuestarios evitaron llevar a cabo su montaje.
Ángel Fernández González: Vernet
Ángel Fernández González, más conocido como Angelito Vernet, nació en Nigrán, aunque siempre estuvo muy vinculado a Baiona. Autor del célebre monolito de la Arribada (1965), en los años 50 fue el encargado de sustituir las escaleras de madera que discurrían originalmente por el interior de la Virgen por las actuales labradas en granito.
Varias de sus obras se encuentran en el entorno del monumento. Entre ellas cabe destacar el cruceiro do Calvario, que pone fin al vía crucis, el altar, que se utiliza para oficiar misa los días de fiesta, y un busto que se colocó a los pies del monumento en memoria de Laureano Salgado. Éste último ya no se puede contemplar, puesto que fue robado a principios de los años 80.
También lleva su firma el gallo, una pequeña escultura situada junto al calvario que simboliza las palabras de Jesús en la Última Cena. Cuenta Luis Alberto Rey Lama en su libro Por la Baiona de Antes que Franco, cuando visitó el monumento, le dedicó “entusiastas elogios”, por lo que el dictador, meses después, recibió en El Pardo una réplica como obsequio del pueblo de Baiona. Dicen que se lo llevó al pazo de Meirás, su residencia veraniega, donde se supone que permanece en la actualidad.
Mercedes Ruiz de la Escalera
Con este nombre se conoce actualmente la explanada situada junto a la Virgen de La Roca. Mercedes Ruiz de la Escalera fue una de las grandes impulsoras del monumento. Amiga de María Cristina de Habsburgo, segunda esposa de Alfonso XII y madre del futuro monarca Alfonso XIII, su influencia en la corte permitió que la obra lírica de José María Barreiro y Ángel Rodulfo, “La Virgen de la Roca”, fuese puesta en escena en el Teatro Real de Madrid y que además fuera patrocinada la función por los Reyes de España. Cuentan que tal fue su empeño por que éstas se llevaran a cabo que incluso acudió al Papa de Roma, por aquel entonces Benedicto XV, para obtener financiación.
Romería
Cada año, coincidiendo con el último domingo del mes de agosto, se celebra aquí una concurrida romería. Tras la misa solemne, realizada a los pies del monumento, se celebra una comida campestre en la que no podrán faltar las sardinas asadas acompañadas de pan de millo y viño do país.
Dichos y refranes
Cando a Roca pon capelo,
ten coidado mariñeiro
Si sales a la mar matarilela,
si sales a la mar matarilela,
Virgen de la Roca,
oriéntame en el mar
que los marineros pueden naufragar
Bibliografía recomendada
•A Virxe da Rocha: un singular proxecto de Antonio Palacios
Xosé Mª Ramón Iglesias Veiga
Revista de Estudos Miñoranos nº2 (2002)
Luis Alberto Rey Lama
Editorial PICA Galicia (2015)
• Caldas de Reis y Salgado
Luis María Salgado Saénz (2015)