A comienzos del siglo XVII se desarrolló, en el entonces reino de Galicia, una sorprendente “campaña arqueológica”. Esta fue de tal intensidad que terminó con el expolio —en tan sólo tres años, los que transcurren entre 1606 y 1609— de la mayor parte de su inmenso patrimonio megalítico. Rescatados del olvido por Manuel Murguía a finales del s. XIX, los acontecimientos que se narran a continuación marcaron para siempre el devenir histórico del megalitismo gallego.
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La fiebre del oro en Galicia
Don Felipe, por la gracia de Dios rey de Castilla, del Condado de Aragón, de las dos Siçilias, de Gerusalén, de Portugal, de Nabarra, de Granada, de Toledo, de Balençia, de Galicia, de Mallorca, de Çerdeña, de Cordova, de Corçega, de Murçia, de Jaén, de los Algarbes, de Algeçira, de Flandes, de Tirol, etcétera, a todos los corigidores, asistentes, gobernadores, alcaldes …, y en especial a los de las villas de Padrón y Caldas … publico:
Así empieza la Real Cédula firmada por Felipe III el 26 de mayo de 1609 que da origen a esta historia.
Contexto político
El año 1609 fue especialmente convulso dentro del reinado de Felipe III. Este se caracterizó no sólo por las graves dificultades económicas por las que atravesaba el Estado, en suspensión de pagos desde 1607, o por las fuertes tensiones producidas con motivo del comienzo de la expulsión de los moriscos, sino por los cada vez más numerosos escándalos de corrupción.
En este sentido, cabe recordar que la capitalidad del reino acababa de regresar a Madrid tras su efímero paso por Valladolid (1601-1606), en un lamentable episodio que podríamos calificar como el mayor pelotazo inmobiliario de la historia de España, protagonizado por Francisco de Sandoval y Rojas, I duque de Lerma.
Es en este turbulento contexto socioeconómico cuando aparece en escena nuestro protagonista. Su nombre, Pedro Vázquez de Orjas, clérigo, dueño y señor del coto de Recemil de Parga, Lugo.
Sabed que por parte de Pedro Vázquez de Orjas … se me ha echo relaçión que él tiene notiçia que en las dichas villas de Padrón y Caldas y sus términos ay algunas sepulturas de gentiles en que se entiende ay oro y plata y otras riquezas de mucho valor; y que esto lo sabe por algunas señales y larga esperiençia que tiene d’esta materia por averse criado en las Yndias, y que podrían ser de mucho fruto y benefiçio para mi Real Hazienda.
Los hechos
Tres años antes, en 1606, Vázquez de Orjas ya había obtenido un permiso real para inventariar los numerosos túmulos —o mámoas— dispersos por todo el reino de Galicia. Criado en las Indias, es posible que el clérigo conociese o incluso participase en el expolio de algún sepulcro indígena. Y quizá esta circunstancia le llevara a creer que los megalitos gallegos estaban repletos de oro y plata.
… doy liçençia y facultad al dicho Pedro Vázquez de Orjas, clérigo, o a quien su poder obiere, para que … pueda vuscar y descubrir los dichos tesoros en las partes d’es uso referidas. Avriendo para ello las dichas sepulturas …
En cualquier caso, y con independencia de las motivaciones existentes, el protagonista de nuestra historia había sido capaz de persuadir al mismísimo rey de España y después de tres años de interminable espera obtenía aquello que tanto ansiaba: el permiso real para excavar las mámoas. El monarca, en contraprestación, se quedaría con la mayor parte de los hallazgos.
Para entonces, muchos paisanos gallegos ya se habían encargado de modificar el curso de los acontecimientos. Como era de esperar, en cuanto Vázquez de Orjas sugirió que en el interior de las mámoas podrían permanecer ocultos valiosos tesoros, el rumor se extendió como la pólvora y las excavaciones furtivas comenzaron de inmediato.
A lo largo de esos tres años, el clérigo puso todo su empeño en detener las actividades delictivas. Sin embargo, a pesar de las numerosas quejas y escritos que dirigió a las autoridades judiciales ,y que él mismo reconoce haber hecho llegar a todos los confines del reino de Galicia, lo único que consiguió fue dar más publicidad al asunto, aumentando con ello el número de furtivos.
El proceso Vázquez de Orjas
En 1609, un Vázquez de Orjas ya sobrepasado, firmó un último requerimiento. Repleto de amenazas, en él tachaba de negligentes a los jueces y los acusaba de dejación de funciones, de desobediencia, de dañar la Hacienda Real y de ser los responsables de que hubiese cundido el mal en todo el reino. Su desesperación llegó a tal extremo que se dirigió por carta al juez de Sobrado con el fin de exigirle la colocación de horcas junto a los monumentos megalíticos de su jurisdicción.
Finalmente, las amenazas terminaron por surtir efecto. Se desencadenó entonces el que tuvo que ser uno de los procesos judiciales más importante de la época. Y, casi con toda seguridad, el más esperpéntico, puesto que en el sumario, de cerca de 700 páginas, aparecen un buen número de referencias a seres mitológicos, adivinos, hechiceros, hallazgos inverosímiles, además de un largo anecdotario de peleas, amenazas, agresiones, sobornos y falsas acusaciones.
El proceso finalizó algunos meses después. Cientos de gallegos quedaron arruinados debido a las fuertes multas impuestas. Otros, con menos suerte, terminaron en la cárcel. Los tesoros no existían, al menos los que ellos esperaban encontrar, pero el mal ya estaba hecho. El patrimonio megalítico había quedado completamente destruido.
Bibliografía recomendada
• Os monumentos megalíticos despois do megalitismo; arqueología e historia dos megalitos galegos a traves das fontes escritas (s. VI – s. XIX)
Marcos Martinón-Torres
Concello de Valga (2001)
• Sobre apertura de mámoas á principios del siglo XVII
Andrés Martínez Salazar
Boletín de la Real Academia Gallega (1909)